Democracia cerrada
Llevo unos días inquieto, revuelto, criticón sin objetivo concreto.
Las noticias que más me encuentro me reflejan la patética situación en la que se encuentra mi país natal y además, me parece justo. El retraso tecnológico, el retraso educativo, la burbuja enladrillada, la dependencia energética... todas esas cosas nos las hemos buscado solitos.
A parte de los problemas, cada día estoy más rebotado con las formas de hacer las cosas.
Tengo pavor-aversión-odio-asco al sistema de comunidades autónomas que tenemos; lo que podría haber agilizado muchas acciones en el siglo XIX y principios del XX es un lastre desde la transición. Hemos cambiado un centralismo absolutista absurdo por un caciquismo local aun más absurdo y que además entorpece el funcionamiento conjunto del país.
No podemos escoger a los gobernantes que queremos. El primer motivo es que no los hay, y los que hay no los queremos. El segundo motivo, y que da título a este post son las listas cerradas. Este sistema proviene de una transición a la democracia en la que se dieron cita decenas de partidos políticos con la consiguiente confusión de nombres y siglas. Hoy en día nos encontramos en un sistema que tiende al bipartidismo, con 30 años de democracia y las ideas y actores mucho más claros y asentados. No tiene sentido tener que escoger una lista completa en la que se mezcla gente de valía con mucha calaña o que simplemente tiene otra ocupación que "estar ahí". Al parecer nadie parece dispuesto a juntar en un mismo gobierno a los mejores de los diferentes partidos. La unidad de España solo se da o en los bares o en el mundial de fútbol.
Creo que ha llegado la hora de que haga algo por mi mismo; me voy a la calle a tomar el aire y a hacer un poco de deporte. A ver si se me pasa el calentón y voy pensando un lugar donde emigrar.
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