Sí "flipaos", nada de aficionados ni fanáticos ni interesados.
Hay páginas increíbles dedicadas a los tipos de letra, perpetradas por gente que parece que son hinchas de fútbol. No es que me parezcan personas normales los futboleros, pero no me cuadra que la forma de dibujar una letra pueda levantar semejantes pasiones. Unos que me resultaron graciosos a la par que fanáticos son unos tipos duros.
Siempre me resultó curioso que una de las pocas clases a las que asistió Steve Jobs en la universidad fuese de este tema. El tio es un visionario, pero todo hay que decirlo, también un "flipao". Así es que los Mac son desde sus inicios los ordenadores preferidos en los entornos que tienen que ver con la letra impresa. Para mi es increíble las luchas a grito pelado que se ven en Internet entre partidarios de las letras agradables y oscuras de estilo Apple y las letras ásperas pero superlegibles de Microsoft.
Claro, luego mi jefe se pasa semanas tratando con una grafista para que una línea quede con determinado degradado en un papel de carta y no me extraña tanto. Si no hubiese visto que para tanta gente es una necesidad vital el controlar los trazos pensaría que "están locos estos romanos, semejante dispendio de tiempo y recursos en semejante chorrada".
Supongo que es como quien se pone a discutir sobre ciertos matices de los vinos, de tabacos diferentes, haciendo de su apreciación y diferenciación una experiencia casi mística. Pero ¿por qué? A mi, como supongo que a casi todo el mundo, hay cosas que me pirran pero no a tal extremo.
No confundamos; esto no es algo como los partidarios de Ford contra los de Renault con motivos más o menos reales, como GNU/Linux vs. Windows cuando también hay raciocinio (pocas veces) u como cualquier otro tipo de disquisición mensurable.
Por cierto, ya que estoy. Si entre tus amigos hay algunos de esos que "saben reconocer un buen vino", llévatelos a un bar, véndales los ojos, y pide vinos variados para que los identifiquen. Casi seguro que te podrás echar unas risas a su costa, por bocazas, o en casos raros quedarte agradablemente boquiabierto con tus hábiles colegas; comprobado.
Hay páginas increíbles dedicadas a los tipos de letra, perpetradas por gente que parece que son hinchas de fútbol. No es que me parezcan personas normales los futboleros, pero no me cuadra que la forma de dibujar una letra pueda levantar semejantes pasiones. Unos que me resultaron graciosos a la par que fanáticos son unos tipos duros.
Siempre me resultó curioso que una de las pocas clases a las que asistió Steve Jobs en la universidad fuese de este tema. El tio es un visionario, pero todo hay que decirlo, también un "flipao". Así es que los Mac son desde sus inicios los ordenadores preferidos en los entornos que tienen que ver con la letra impresa. Para mi es increíble las luchas a grito pelado que se ven en Internet entre partidarios de las letras agradables y oscuras de estilo Apple y las letras ásperas pero superlegibles de Microsoft.
Claro, luego mi jefe se pasa semanas tratando con una grafista para que una línea quede con determinado degradado en un papel de carta y no me extraña tanto. Si no hubiese visto que para tanta gente es una necesidad vital el controlar los trazos pensaría que "están locos estos romanos, semejante dispendio de tiempo y recursos en semejante chorrada".
Supongo que es como quien se pone a discutir sobre ciertos matices de los vinos, de tabacos diferentes, haciendo de su apreciación y diferenciación una experiencia casi mística. Pero ¿por qué? A mi, como supongo que a casi todo el mundo, hay cosas que me pirran pero no a tal extremo.
No confundamos; esto no es algo como los partidarios de Ford contra los de Renault con motivos más o menos reales, como GNU/Linux vs. Windows cuando también hay raciocinio (pocas veces) u como cualquier otro tipo de disquisición mensurable.
Por cierto, ya que estoy. Si entre tus amigos hay algunos de esos que "saben reconocer un buen vino", llévatelos a un bar, véndales los ojos, y pide vinos variados para que los identifiquen. Casi seguro que te podrás echar unas risas a su costa, por bocazas, o en casos raros quedarte agradablemente boquiabierto con tus hábiles colegas; comprobado.
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