Hace tiempo que me vengo dando cuenta de algunas cosas.
Cuantos más blogs leo más me gustaría poder dedicarles tiempo a las cosas que quiero publicar para que queden potitas y fermosas, como ocurre muchas veces con la colada si tu vecina lava más blanco. Al final esto de quedar bien ante la vecindad se está traduciendo en muchos posts a medio escribir y que acaban quedando caducos. Me empieza a dar igual el color de las bragas ajenas.
Ahora llevo una temporada leyendo "mandamientos del blogger", códigos de conducta, auto-regulación y demás normas bíblicas para el buen funcionamiento de esta nuestra querida blogosfera. Vamos, las normas de régimen interno de la comunidad de vecinos.
De lo que parecen no darse cuenta muchos de los bloggers famosos y famosillos que escriben estas normas es de que, mientras en una comunidad de vecinos los ruidos, las colillas de cigarro, la basura en la escalera y otras actividades son molestas inevitablemente porque se comparte un mismo espacio físico, en Internet las normas equivalentes que están promulgando son una soberana chorrada.
En mi blog puedo gritar todo lo que quiera, "escuchar heavy metal", poner porno a todo volumen a cualquier hora o dejar mi CSS sucio como el código de Windows Vista. Nada de lo que haga tiene por qué molestar a nadie porque no tienen por qué pasar por mi espacio. Si lo hacen es porque les viene en gana. No tiene nada que ver con lo que puedan aprender los hijos de la vecina.
Hay que ser un poco ególatra y un poco gilipuertas para entretenerse en dictar unas normas para que los demás reciban en su casa a quienes quieran, y más gilipuertas aun para seguirlas por sistema porque lo ha dicho el blogger-gurú de turno en plan meme.
Parece que a pesar de la globalización y de la conectividad ubícua hay quien siempre tendrá la cabeza centrada en el terruño y en su portal.
Cuantos más blogs leo más me gustaría poder dedicarles tiempo a las cosas que quiero publicar para que queden potitas y fermosas, como ocurre muchas veces con la colada si tu vecina lava más blanco. Al final esto de quedar bien ante la vecindad se está traduciendo en muchos posts a medio escribir y que acaban quedando caducos. Me empieza a dar igual el color de las bragas ajenas.
Ahora llevo una temporada leyendo "mandamientos del blogger", códigos de conducta, auto-regulación y demás normas bíblicas para el buen funcionamiento de esta nuestra querida blogosfera. Vamos, las normas de régimen interno de la comunidad de vecinos.
De lo que parecen no darse cuenta muchos de los bloggers famosos y famosillos que escriben estas normas es de que, mientras en una comunidad de vecinos los ruidos, las colillas de cigarro, la basura en la escalera y otras actividades son molestas inevitablemente porque se comparte un mismo espacio físico, en Internet las normas equivalentes que están promulgando son una soberana chorrada.
En mi blog puedo gritar todo lo que quiera, "escuchar heavy metal", poner porno a todo volumen a cualquier hora o dejar mi CSS sucio como el código de Windows Vista. Nada de lo que haga tiene por qué molestar a nadie porque no tienen por qué pasar por mi espacio. Si lo hacen es porque les viene en gana. No tiene nada que ver con lo que puedan aprender los hijos de la vecina.
Hay que ser un poco ególatra y un poco gilipuertas para entretenerse en dictar unas normas para que los demás reciban en su casa a quienes quieran, y más gilipuertas aun para seguirlas por sistema porque lo ha dicho el blogger-gurú de turno en plan meme.
Parece que a pesar de la globalización y de la conectividad ubícua hay quien siempre tendrá la cabeza centrada en el terruño y en su portal.
Yo si escribo es por eso, mi libertad. Escribir lo que quiera. Por eso no hago caso de esas "normas".
ResponderEliminarUn saludo